domingo, 19 de mayo de 2013

Sobre las Musáceas


Revisé mis posts durante la vida de mi Gordon Blue para cerciorarme que no hubiera publicado nada sobre las musáceas. Era de esperarse que no, pero por si acaso revisé por su nombre común, plátano, y ¡Tampoco! Por lo que podía poner dedos a la obra y teclear sobre este especial ingrediente.

El plátano en Venezuela se emplea de muchas maneras, casi siempre como acompañante de platos principales. Por ejemplo cuando está a punto de pasarse, que tiene la cáscara negra y muchas amas de casa principiantes estén a punto de botarlos, sirven para hacer tajadas, que fritas constituyen el acompañante del pabellón criollo cuando viene con baranda.

Foto tomada de www.tumblr.com 

Cuando el plátano se compra verde (dicen que los vendedores de la calle se están negando a venderlos de otra forma por motivos de conciencia), puede usarse inmediatamente para hacer tostones o patacones. 

El patacón se come en casi todo el país, pero especialmente en Maracaibo como base sobre la que se colocan guisos y queso, en similitud a las tostadas mexicanas.

A pesar de que tostón y patacón puedan ser términos sinónimos, ambos encierran una diferencia: Si se trata de tostones, el plátano ha sido cortado en tiras muy finas, digamos de unos dos milímetros, y se ha freído hasta ponerse duro. En cambio el patacón, al igual que las papitas fritas de mi post anterior, trae dos momentos de fritura. 

En el primero  de esos dos momentos, se ha cortado el plátano en trozos gruesos de, digamos, medio centímetro.  El detalle que cuidar al hacer los patacones es machacar los plátanos casi inmediatamente de haberlos sacado, so pena de que se enfríen y se pongan duros. La segunda freída se hace entonces luego de ser aplanados con cuidado. 

Al momento de pisarlos hay que hacerlo con delicadeza, pues un golpe muy fuerte desarma el pedazo en varios más pequeños y poco apetitosos. Es recomendable hacerlo con un diente de ajo al lado, no para conjurar algún mal espíritu, sino para alternar golpes al diente y pasarle el aroma al plátano. La segunda vez que se fríen adquieren esa consistencia particular del patacón.

Por lo laborioso de la forma de prepararlos no he sabido de ningún proceso industrial para hacer los patacones. Certifico que son los acompañantes ideales del pescado frito. Hay otras recetas criollas deliciosas con plátanos, como el pastel, que confieso no haber preparado nunca, pero que celebro mucho cuando me lo consigo en invitaciones.

Alguna vez leí en posts culturosos ecológicos que la concentración en el cultivo de especies, digamos comerciales, ha puesto en peligro al resto de los parientes menos afortunados del plátano o cambur. Sin duda esto forma parte de ese extraño equilibrio al que hay que llegar entre el respeto a la biodiversidad y la alimentación de las masas.

En lo personal no tengo la respuesta a ese acertijo... ¡Ni a ningún otro!