Imagen obtenida en http://crosstippedchurches.blogspot.com/2013/12/gloria-in-excelsis-deo.html, todas las imágenes son copyright (c) 2008-2013 Russ Martin
Cuando era pequeño podía oírlo responder tras la puerta anunciándose, “¡Gente de Paz!”: Se trataba de un viejito muy amable y educado que pasaba todas las semanas por casa a pedir limosna.
Con lo que uno le diera se iba agradecido recitando bendiciones. Estoy seguro que a través de él conocí la fuerza de la humildad y que una palabra amable, además de ser gratuita, abre múltiples puertas.
En esta época en que celebramos la navidad, debemos recordar
el saludo de los ángeles “Gloria a Dios en las alturas y Paz en la tierra a los
hombres de buena voluntad”.
Es preciso ser gente de paz. Pero no solamente de la boca para
afuera.
Debemos fomentarla en nuestras familias y entornos más íntimos,
para luego pasar al resto de nuestra cotidianidad, fundamentalmente donde más
haga falta: en la calle, en las colas, en los bancos y póngale Ud. el etcétera.
Para Gordon fue un año agridulce: Significó un resucitar de un largo e injustificado silencio. Pero no hubo constancia en las publicaciones, por lo que el pobre se quedó un poco tibio.
Para Gordon fue un año agridulce: Significó un resucitar de un largo e injustificado silencio. Pero no hubo constancia en las publicaciones, por lo que el pobre se quedó un poco tibio.
Como siempre, busco exorcizar la nostalgia que deja un silencio provocado por múltiples razones, siendo la más grave la pérdida de uno de sus más fieles lectores: mi Tío Salva.
Para no salirme del tema central de este blog, estoy descongelando un pavo para el fin de año. Esta vez no lo compré vivo,
pero tengo la esperanza que me quede igual o mejor que el de mi cuento navideño.
No estoy seguro si
este va a ser el último post del año,
pero por si acaso les deseo a los amables lectores todo lo mejor para
2016, el cual ya comienza con más esperanza que años anteriores.