lunes, 19 de diciembre de 2011

En Diciembre, Bollos


Una amiga multicultural que ahora vive en la costa oeste americana ahora de visita en su  tierra publicó una foto de sus hallacas en facebook, y un amigo gringo le celebró los tamales.

Todos los venezolanos que leímos  la nota decidimos por flojera no dar explicaciones. Pero el comentario del gringo tiene sentido, porque cuando están envueltos todos se parecen.


El pastel relleno y rodeado de hojas de plátano reaparece en muchas zonas de hispanoamérica. 
En Venezuela hemos visto su más conspicuo representante en la hallaca, protagonista de nuestras cenas de diciembre. En México, está el tamal, aunque no creo que sea un plato exclusivamente navideño. En Puerto Rico nos aparece con plátano majado como masa. 

El hermanito de las hallacas venezolanas es el bollo. De ellos pocas veces se habla, como no sea para los clásicos - y aburridos - chistes de doble sentido. Son el pariente más cercano del tamal, por la forma como vienen preparados, la cual buscaremos explicar más abajo. 
Fiel a la economía doméstica que es siempre inspiración de los platos fundamentales que componen cualquier cocina, el bollo se hace con lo que quedó de los ingredientes de las hallacas, una vez que se han armado. 
Los ingredientes de gran tamaño (según el gusto de la familia puede ser almendras, gallina, el guiso sobrante, alcaparras, aceitunas, etc.) se pican o muelen para formar con la masa de maíz una mezcla blanda y de aspecto dudoso, que se envuelve en hojas de plátano y se cocina en agua.
Foto tomada de http://mipagina.1001consejos.com/group/hispanohablantesdedescensoamericano/forum/topics/tamales-mexicanos  , donde se corrobora que en el sur de México se envuelven los tamales en hojas de plátano.

Afortunadamente el aspecto poco apetitoso se pierde al cocerse, pues la masa se solidifica, resultando en apetitosos pasteles que sirven hasta como pasapalo, picados en cuadritos y atravesados con palillos.  Hay que ver lo que resuelven en desayunos y cenas en estas épocas. Tengo un amigo quien, en franco desafío al colesterol, los come con huevos fritos.

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