miércoles, 8 de febrero de 2012

Caramelos, Dulces y Bienmesabe


Según mi mamá los caramelos son la forma más gafa de engordar, porque eso de estarse metiendo pura azúcar en el cuerpo no tiene nada de sentido.

El dulce en la tierra se encuentra en el néctar de las flores, en la miel de abejas, en casi todas las frutas, y en plantas que lo almacenan por algún arcano de la naturaleza, y que el hombre sin descifrarlo lo descubrió para su provecho, convirtiéndolas en azúcar luego de un proceso industrial antiguo.


Imagen encontrada en http://colibri-44.blogspot.com/



Sin querer dar la lata con el tema de la nutrición, el dulce pudiera decirse que es energía pura. Baste ver a un colibrí batiendo sus alas y lo que come para entender el punto. Pero como quiera que el azúcar no nutre por si sola, el cuerpo lo procesa convirtiéndolo en las reservas que son las grasas, tan amigas de pronunciar nuestros abdómenes, glúteos y demás zonas corporales.

El primo culto wikipedia nos dice que el dulce fabricado por los humanos ha existido siempre. Son ejemplos los hojaldres con miel mediterráneos, mencionados en alguno de mis posts paleozóicos; las frutas confitadas, que según el cineasta francés preparaba Vatel en la época de Luis XIV, para terminar mencionando la invasión de azúcares elaborados que se consiguen en este Siglo XXI, producto de la extrema industrialización y refinación.


Porque el azúcar en esta época está más refinada que nunca y por lo tanto es mucho más dulce y debe engordar más. En mi casa descubrimos esto al momento de actualizar una receta mantuana de bienmesabe, que por muchos años fue la bandera en materia de postres de la familia.

Se trata de un postre muy elaborado, consistente en una torta sencilla (bizcochuelo la llaman en mi casa) sumergida en un almíbar hecho con yemas de huevo y leche de coco. En los restaurantes criollos se encuentra con merengue encima, espolvoreado con canela. Nunca supe si en mi casa no le ponían el merengue porque la receta original no la traía, o si era porque no les gustaba.

La receta que se tenía originalmente era de una tía bisabuela, escrita en la época en que las medidas eran por lochas, reales y botellas. En lo que se lograron traducir las proporciones y se hizo el primer intento, el postre resultó tan dulce y empalagoso que al probarlo se pensaba en un coma diabético. La respuesta lógica: el azúcar de antes no endulzaba tanto.

La receta se fue puliendo hasta que el postre ganó fama en la familia. Hacerlo siempre fue muy trabajoso: Había que partir, pelar y rayar varios cocos, hirviendo el resultado en agua para sacar la leche que se tamizaba a través de un lino (yo luego intenté hacer con el bagazo conservas que supieron a tablopán). La leche luego se hervía con azucar y las yemas, pero el resto de la receta lo dejo en suspenso, porque esa era la parte en la que mi mamá intervenía y yo escapaba.


Imagen obtenida de http://www.moonmentum.com/blog/tag/coco/ (página bastante comeflor)

Con la aparición del “Coco López”, ingrediente en los 70 y 80 de la piña colada, y posteriormente de la leche de coco brasileña, en mi casa se tomaron atajos que a mi humilde entender disminuyeron la calidad del bienmesabe... Pero ¡Es que hacerlo era un trabajo de al menos dos días!

1 comentario:

  1. Importante: Por razones de la banda no tan ancha de mi proveedor de Internet, las imágenes que seleccioné para este post serán añadidas más tarde.

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