martes, 21 de febrero de 2012

No he hablado nunca de parrilla


Dicen que la parrilla es un evento culinario masculino por excelencia. Imagino que como se trata de algo que se prepara en patios o jardines, el riesgo de ensuciar queda bastante controlado, o al menos disimulado en la intemperie.

La parrilla no requiere mayores introducciones. Se trata de preparar carne al fuego, normalmente cortes muy duros como la llamada “punta trasera”: de seguro el músculo que la vaca usó más en su vida, porque su dureza muchas veces atenta contra nuestra dentadura.

Estos cortes, por duros también tienen la virtud de ser muy gustosos. A mi el lomito - la carne más blanda de la vaca - no es que me guste demasiado, aunque reconozco que su textura que casi se disuelve en la boca al probarla es muy agradable.

El gusto por la parrilla debe venir porque nos remonta inconscientemente a nuestros orígenes más remotos: ya nuestros ancestros habían logrado dominar el fuego y tendían sobre él las presas cazadas para hacerlos más comestibles mejorando su sabor. El olor a brasas o a leña es sinónimo de presencia humana y casi siempre viene aparejado con el embriagante aroma de la carne asándose.

La mayoría de las veces la parrilla es en si un evento social. En países de climas templados se asocia con el buen tiempo de estaciones cálidas. Así en los Estados Unidos el primer día de primavera se celebra con un BBQ, aunque la temperatura ronde los cero grados.

En nuestro país de “eterna primavera” el único limitante pudiera ser la lluvia, pero cuando el antojo por comer carne asada es grande, una lluvia no debe parar el evento. En mi casa, por ejemplo, mi papá diseñó un techo portátil que se ponía sobre las brasas para que no se nos aguara la fiesta. Casi todas las parrilleras buenas que conozco tienen mecanismos para proteger brasas y comida de las inclemencias del tiempo.

Hay parrilleras modernas que no necesitan de carbon porque se alimentan con gas: son del tamaño de carros, brillantes y aparatosos, hasta el punto que pareciera que hay que pulirlos con Carnú y tener licencia de tercera para poder operarlas. Estos aparatos parece que al momento de asar la carne dominan la técnica de tal forma que siempre queda en su punto, aunque en lo personal extraño el sabor que da el humo del carbón o leña. 

No solo con carne se hace la parrilla, los acompañantes también son importantes, tanto que tal vez los desarrolle en un post independiente. Baste entonces por mencionar algunos; ensaladas, carbohidratos en forma de yuca, hallaquitas, arroz, papas horneadas y maíz; y dejo para el final algo que me parece imperdible en una parrilla: La guasacaca o chimichurri que debe ser regado encima de la carne asada, sobre todo si el parrillero no fue diligente y la carne se quemó más de la cuenta por fuera.

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